El milagro de la vida solo puede completarse con la ayuda de un
profesional que atienda a una madre gestante, antes, durante y después del
doloroso pero sublime parto. Sin embargo; la historia no empieza en el siglo XX
con la aparición del término obstetricia o de la profesión de obstetra
sino que se remonta a muchos años antes de Cristo. Cuando una mujer, en estado
natural cumplía el rol de engendrar y vigilar el parto. Luego, el esposo
también se compromete con el parto.
Bíblicamente, tenemos dos referentes de buenas parteras educadas para
recibir a los hebreos recién nacidos en medio de tierras egipcias; Sifra y Púa.
Que desobedeciendo la ley de Egipto de matar a los varones y conservar a las
mujeres para asegurar la continuidad de la esclavitud y la fuerza; decidieron
que la vida es un regalo divino que depende de Dios.
Hoy, la profesión de los obstetras se ha ampliado; pues no solo atienden
los partos sino se ocupan de la reproducción femenina, la salud del bebé y del
padre.
El 31 de agosto, se celebra el día internacional de los obstetras en
honor a San Ramón Nonato, Patrón de los recién nacidos. Celebración que llega a
casi todos los rincones de la tierra.
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